viernes, 28 de octubre de 2016

Ética para Todos

Estamos en una sociedad que cada día se encuentra con más retos y que debe desarrollar formas de asumirlos, la discapacidad hace parte de estos retos. Viéndolo desde la ética, es una oportunidad para dar paso al desarrollo de nuevas oportunidades y acciones de unir la sociedad para la integración y el cuidado de la población que presenta estás capacidades diferentes. 

Todo ser humano es un ser de derechos, el respeto es una necesidad natural del ser humano, todos la tenemos, de igual forma, la de sentirnos sujetos de derechos. Al igual que las personas “normales”, las que presentan alguna discapacidad, quieren sentirse así, como sujetos de derechos, con el respeto de toda una población que reconoce que ellos son algo más, son personas con capacidades diferentes. La discapacidad no es una segregación de la población, no es un limitante para llevar un desarrollo integral, ni pleno, sí afecta el desarrollo total de algunas actividades diarias y no sólo de quien la presenta, sino también de sus familiares o cercanos.  

Más allá de un rechazo o no reconocimiento de estos miembros de la sociedad y su condición, debemos tener una posición y actitud de amor, de acogimiento, cuidado e inclusión, de respeto y de igualdad, somos iguales, fuimos diseñados por el mismo creador. Los derechos de uno, son los mismos del otro, no es aceptable que dentro de la condición humana se pretenda creer que hay más para uno que para otro. 

En el mundo cada vez hay más personas que se sienten discriminadas y rechazadas por su condición, un rechazo que afecta su autonomía, su personalidad, su entorno, su autoestima. Como sociedad estamos llamados a cooperar, a trabajar juntos, ayudarnos unos a otros, cuidarnos unos a otros, de ahí parte la inclusión, de hacer cosas con el otro, de motivarle y generarle confianza, de interactuar y aprender mutuamente. 

Personalmente, creo que para vivir una ética que ayude a crecer la sociedad, que impulse el cuidado al otro, el respeto y el amor, se debe trabajar desde casa, en cada ser, en las escuelas, con una transversalidad en todas las áreas y aspectos de la vida, que sea direccionada por principios y valores. 

Las limitantes o discapacidades no son hacen menos personas, al contrario, puede observarse en el entorno muchas personas que son ejemplo de superación, de valentía y que aportan a la construcción de una buena sociedad, así debemos ser todos, aportantes para una mejor calidad de vida, cada día. 



Morales, P. y Vallés, B. (2013). Discapacidad y reconocimiento:reflexiones desde el prisma de Axel Honneth. Dilémata, 5(13), 189-208.

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